La violencia que en sus diferentes formas se ejerce contra las mujeres es un problema social de enorme magnitud, una tragedia en la que se vulneran diariamente los derechos fundamentales de muchas mujeres: derecho a la vida, a su integridad física y moral, a su dignidad,… Es un problema que afecta a la mujer como victima pero tambien a todos nosotros, como sociedad democrática, sociedad que no puede permanecer al margen ante situaciónes de discriminación o abuso, para las que no puede haber nunca, excusa o justificación alguna.
Actuar contra esta lacra es un compromiso moral al que debemos sumarnos todos, como padres, como educadores, como amigos, vecinos o familiares. Todos podemos hacer nuestra pequeña contribución para acabar con la discriminación y la violencia que sufren todavía muchas mujeres: educando en igualdad a nuestros hijos, rechazando las actitudes y los comportamientos violentos, siendo comprensivos con el miedo y las dificultades de quien sufre violencia, proporcionándoles el afecto, la protección y el apoyo necesario para que puedan superar esa terrible situación.