Durante los últimos años se ha hecho un importante esfuerzo legislativo y normativo para acabar con la discriminación por razón de género y promover la igualdad de oportunidades y trato entre hombres y mujeres. Pero la realidad, nos indica que queda un largo camino para conseguir que esta igualdad reconocida legalmente sea efectiva y real en su vida cotidiana.
Hacer consciente de esta situación a la sociedad es la finalidad de las campañas de sensibilización en materia de igualdad entre hombres y mujeres que se han llevado a cabo en los últimos años.
Ante la insistencia de la sociedad en la división de las mujeres y convertirlas en rivales desde la infancia, nace un nuevo término acuñado por Marcela Lagarde, la sororidad, que consiste en la relación de hermandad y solidaridad entre las mujeres para crear redes de apoyo que empujen cambios sociales, para lograr la igualdad.
La sororidad invita a la unión y apoyo de todas las mujeres frente a una cultura patriarcal que mantiene el conjunto de desigualdades que viven cada día: discriminación salarial, sexismo, violencia de género, sobrecarga de cuidados familiares, menor participación política y de puestos de responsabilidad.
En el camino hacia la igualdad, es fundamental la sororidad, estar juntas para conseguir cambios, para poder opinar, impulsar, defender y sobre todo avanzar.